miércoles, 13 de mayo de 2009

Ya estaba muerto antes de nacer.

Una tarde entré al Mausoleo donde descansan en paz dos de mis bisabuelos. El aroma era vomitivo pero me sentí a salvo entre esos 2 cajones que figuraban una sagrada familia. Evidentemente, un niño parado entre un par de ataúdes podría ser análogo a un jesucristo anacrónico. Pero sólo era uno de los centenares de descendientes que esos dos seres dejaron para la posteridad. Así es la humanidad. Una muchedumbre nacida de la parcamiento.

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